Según un informe de McKinsey & Company, si nuestro mundo continúa desarrollándose como lo hace, nuestra demanda de cultivos se duplicará al menos para 2050. Como resultado, existe una presión cada vez mayor sobre los productores de alimentos y el cambio hacia técnicas de cultivo de precisión esta siendo vital debido a las cambiantes circunstancias.
Los Estados Unidos han sido uno de los primeros países en comenzar a usar tales técnicas en 1998. Desde entonces, el monitoreo de suelos y cultivos, las aplicaciones de insumos de tasa variable y los sistemas de guiado de tractores se han generalizado cada vez más. Existe evidencia de que estas herramientas se adoptaron en un 45 por ciento a un 55 por ciento de la tierra en 2010-2013.

Muchos creen que la instalacion de un sensor en campo que mide, por ejemplo, la humedad del suelo y envía los datos a un portal web, es agricultura de precisión (AP). La AP va mucho más allá de esto y en este post intentaremos explicarlo.

Esta adaptación, que hace uso de medios de medición avanzados que, facilita la comparación de la eficiencia hídrica entre agricultores según las características de sus instalaciones y manejo, fue auditada por la certificadora noruega DNV-GL, que emitió un certificado de conformidad según el cual la “Metodología del calculo de huella hídrica adaptada a la agricultura”, esta alineada con los principios metodológicos recogidos en: “THE WATER FOOTPRINT ASSESSMENT MANUAL- 2011”, manual para la evaluación de la huella hídrica de WFN”.

¿Sabes lo que es la huella hidríca? En Wise Agrotecnología hemos puesto a vuestra disposición un seminario online sobre la huella hídrica, en el que explicamos cómo se genera y se mide este concepto tan importante a la hora de la producción de los alimentos, entre ellos las frutas y hortalizas.